RECONOZCA LOS SÍNTOMAS Y SOBREVIVA AL ATAQUE CARDIACO
Publicado en
noviembre 23, 2016
Gran número de personas morirán este año sólo por no reaccionar oportunamente a las primeras señales de un ataque cardiaco. He aquí lo que toda persona debe saber para salvar la vida en estos casos.
Por Richard Ames.
LLAMÉMOSLO cursillo intensivo o de urgencia sobre cardiología práctica. De acuerdo, no enseñará gran cosa respecto a la fisiología del corazón ni a sus numerosas y muy diversas enfermedades y tratamientos, pero sí dirá al lector en qué forma se puede sobrevivir a un ataque cardiaco.
Como paso inicial en un programa educativo para las masas, destinado a "descorrer el velo de misterio que envuelve a los ataques al corazón", el cardiólogo estadounidense Glenn Turner, con la colaboración de otros profesionales de la medicina, dibujantes y periodistas, logró abreviar un tema de tan gran complejidad (hay, por ejemplo, más de 20 diferentes tipos de enfermedades cardiacas y una gran diversidad de síntomas preliminares) e ilustrarlo en forma útil para el lego en medicina. La clave para salvarse estriba en conocer las primeras señales que anuncian un ataque cardiaco, esto es, las modalidades que adoptan las molestias y el malestar aparecidos en el organismo minutos, horas, días y aun semanas antes de una crisis cardiaca. Tales señales nos están advirtiendo claramente: "Esto puede ser un ataque al corazón. Acude ahora mismo al médico o al hospital".
QUÉ HACER SI SE NOTAN TEMPRANAS SEÑALES DE ADVERTENCIA DE UN ATAQUE AL CORAZÓN
• Llámese inmediatamente al médico. Si no se logra comunicación con él al momento, acúdase al hospital más cercano. Con telefonear al facultativo como primera providencia se ahorra un tiempo precioso, pues él podrá decir por teléfono si se trata o no de un ataque cardiaco; en caso necesario, el médico puede tramitar la rápida admisión del paciente en el hospital y enviar una ambulancia si fuera preciso. Al llamar al facultativo o al hospital, insístase en que se trata de una crisis cardiaca que requiere tratamiento inmediato; en ningún caso se toleren retrasos por detalles administrativos.
• Al llegar al hospital, hágase hincapié en la necesidad de asistencia inmediata, ya sea en la sala de urgencias o en la unidad de terapia intensiva para enfermedades coronarias.
• Utilícese el medio de transporte más rápido disponible. Si hay que esperar una ambulancia, aunque sólo sea durante 10 o 15 minutos, pero si dispone al momento de un automóvil, prefiérase este último. No nos preocupemos por unas cuantas sacudidas en el trayecto, pues un recorrido moderadamente brusco no empeorará nuestro estado, y en cambio un retraso sí puede resultar mortal. Procúrese que otra persona maneje el vehículo y que una tercera atienda al paciente durante el recorrido, pero si no hay nadie que lo haga así, tomemos nosotros mismos el volante, ya que esto implica un riesgo menor que el de quedarse solo en casa.
• Durante el viaje al hospital el enfermo deberá ir erguido, a menos que se sienta desfallecer. El dolor cardiaco suele ser más intenso cuando el paciente está acostado.
• Si se tienen a mano tabletas de nitroglicerina, colóquese una bajo la lengua del enfermo para aliviarle el dolor y lá angustia en el plazo de un minuto o dos. Este es uno de los pocos casos en que se justifica la automedicación.
• La persona que transporte al paciente deberá observarlo atentamente. Si éste se desmaya, y sobre todo si no se le percibe el latido cardiaco al aplicarle el oído a la pared torácica, deténgase el automóvil inmediatamente, colóquese al enfermo sobre una superficie dura, fuera del vehículo, y procédase a la reanimación cardiopulmonar para que se restablezcan la circulación de la sangre y la respiración. Hay que seguir proporcionando estas vitales atenciones al paciente hasta que se restablezca o llegue una ambulancia. El no aplicar la reanimación cardiopulmonar en los primeros cuatro minutos puede ser causa de que se produzcan lesiones cerebrales permanentes o la muerte en el peor de los casos.
• Al seleccionar un hospital, ténganse en cuenta dos circunstancias: ¿Está cerca ? ¿Está equipado para asistir debidamente al enfermo cardiaco? Averigüe usted desde ahora con el médico cuál es el hospital más cercano que cuenta con una unidad para el tratamiento de las enfermedades coronarias, o por lo menos con un buen servicio de urgencia, y cómo se puede llegar al hospital e ingresar en él sin demora. Lo ideal es que el paciente se interne en un buen hospital en el curso de la hora siguiente a la iniciación de los síntomas.
PRIMERAS SEÑALES DE UN ATAQUE CARDIACO
Figs. 1, 2, 3) El corazón está situado en el centro del tórax, y no a la izquierda como generalmente se cree. La advertencia más frecuente de un ataque al corazón es un malestar que se siente precisamente en el centro del pecho. Casi nunca se experimenta como dolor agudo, punzante, sino más bien como una sensación de hartura, de opresión o desazón. El dolor puede ser leve, moderado o de gran intensidad. El malestar se extiende a veces a todo el tórax. Es posible que se calme en pocos minutos o dure algunas horas, pero no hay que fiarse, porque suele reaparecer horas, días o semanas más tarde.
Fig. 4) El malestar se puede extender desde el tórax a una o ambas extremidades superiores, y en ocasiones se siente sólo en brazos y antebrazos. Para distinguirlo de la artritis, bursitis o distensión muscular. levántense los brazos sobre la cabeza ; si hay artritis o bursitis, aumenta el dolor. lo que no ocurre si es dolor de corazón.
Fig. 5) La sensación dolorosa puede extenderse también al cuello, a la mandíbula y a la nuca. Muévase el cuello lateralmente o hacia adelante; si el dolor es de origen cardiaco, no aumentará como suele ocurrir en casi todos los dolores del cuello de origen local. El dolor de muelas se puede confundir con el de un ataque al corazón; en caso de duda, consúltese al médico.
Fig. 6) A veces hay dolor en la parte alta del abdomen, y se siente casi siempre como opresión semejante al de una indigestión. La indisposición suele abarcar la base del tórax, bajo el esternón, e ir acompañada de náuseas y vómito.
Fig. 7) El dolor de espalda es a veces el único síntoma de un ataque al corazón. Generalmente se localiza entre los omoplatos y se asemeja a la fatiga muscular.
Figs. 8, 9, 10) El dolor cardiaco se siente a menudo como una combinación de diversas molestias: sensación dolorosa en tórax y brazos; en tórax, cuello y quijadas; o bien en todos estos puntos. No es raro que el dolor en el cuello y la mandíbula, en el abdomen, los brazos y la espalda sea más fuerte que el del pecho. La disnea, la, náusea y el vómito, así como un sudor profuso y frío, pueden acompañar a cualquiera de tales combinaciones. El sudor sin causa aparente, sobre todo si se presenta acompañado de una molestia dolorosa en cualquiera de las regiones anatómicas mencionadas, siempre es un posible síntoma de ataque cardiaco.
Figs. 11, 12) El dolor agudo o sordo, breve o largo, en la pared torácica izquierda, que se concentra en la tetilla izquierda, casi nunca es señal de ataque cardiaco. Conviene, claro está, consultar con el médico en caso de que persista.